Miguel Saro, candidato a la alcaldía de IU Santander, reprocha que el ayuntamiento, en política cultural, sólo esté interesado en la cinta inauguradora electoral
Izquierda Unida apuesta por una política cultural en Santander que trascienda el mero mensaje triunfalista electoral, con la creación de un plan cultural que facilite todas las expresiones culturales en la ciudad de forma permanente, no estacional y condicionada a la llegada de visitantes.
Saro ha reprochado al equipo de gobierno municipal el uso de un lenguaje grandilocuente sobre la extensión de la cultura en la ciudad frente al real uso de recursos públicos en la promoción de eventos del folclore cercanos a la tradición más cañí de bienvenida turística a las playas del levante y sur español, totalmente ajenos a la tradición cultural cántabra y santanderina.
Para fomentar una programación cultural de calidad, permanente y cotidiana, Miguel Saro propone convencer a la administración autonómica a remover las dificultades existentes en materia de espectáculos en locales santanderinos, dificultades debidas a la falta de desarrollo legislativo autonómico de la competencia para regular estos eventos, que la Comunidad Autónoma tiene cedida desde hace más de 20 años.
Igualmente, las administraciones locales y autonómicas deben primar proyectos propios en los campos donde existe ya un trabajo previo, como el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC).
Los grandes proyectos culturales en Santander no están definidos y son iniciativas privadas
No existen grandes proyectos culturales públicos en Santander, y sobre los privados desconocemos casi todo sobre su programación y objetivos. Esta “subcontratación” en materia cultural supone ceder algunos de los mejores espacios públicos de la ciudad a intereses particulares de particulares, mientras para bochorno de todos los santanderinos, se deja sin sede única y digna a una de los centros más importantes, el MUPAC, desplazado del edificio del banco de España por el archivo Lafuente y la política de la inauguración, donde se prima más el culto al edificio que al ladrillo.
Desde Izquierda Unida se reprocha que para el Gobierno municipal la cultura y el respeto y fomento de las formas de adquirirla no es un objetivo político, sino los edificios que deberían albergar los medios para extenderla y el consiguiente efecto propagandístico de su levantamiento e inauguración.