La coordinadora de Izquierda Unida en Cantabria, Leticia Martínez, ha pedido al Gobierno de Cantabria y los ayuntamientos que “trabajen para reforzar el transporte público” y extremen la vigilancia sobre la ocupación de las líneas, especialmente de los autobuses.
Martínez llama la atención sobre la alta concentración de usuarios en líneas de autobuses y pide a la administración que vigile que, si se trata de servicios concesionados a empresas, “les exija más frecuencias y menos ocupación”, y, si son líneas municipales, “asuma su responsabilidad”.
“Lo que no puede ser es que se estén cerrando negocios hosteleros y reduciendo aforos en comercios que gestionan familias y pequeñas empresas argumentando que se quiera evitar la concentración de personas, y luego se permitan estas aglomeraciones”, asevera en un comunicado.
La dirigente de la izquierda cántabra hace especial hincapié en que “la saturación del transporte es más grave aún al ser un servicio público que desarrollan los propios gobiernos o ayuntamiento, o que han encomendado a empresas”.
Y que, además, “usan mayoritariamente trabajadores, estudiantes o personas mayores a los que se debería proteger en lugar de estar exponiendo”.
Martínez explicaba que, como llevan recordando desde hace años colectivos como las Mesas de Movilidad o la Plataforma Cantabria por lo Público, y más recientemente la Plataforma en defensa del tren Santander-Bilbao, el transporte público en Cantabria “viene arrastrando problemas de falta de inversión y abandono” que, ahora, se materializan de esta manera.
Y destaca como ejemplos recientes la foto viral en redes sociales de estos días autobús de la línea S1 de Alsa o la reducción a menos de la mitad de frecuencias de los autobuses de Castro Urdiales con Santander, Bilbao y los pueblos del entorno, tal y como denunciaba recientemente la asamblea local de IU en la zona oriental de Cantabria.
En el ámbito ferroviario, “la situación no es mejor”, opinaba. “Mientras insisten hasta la saciedad en traer un AVE innecesario para el día a día de nuestra gente en la comunidad, callan cuando la línea Santander-Bilbao se reduce a una única frecuencia que impide la ida y la vuelta en el mismo día, dejando a la población del oriente cántabro y el occidente vasco sin tren”, criticaba.
Además, apunta que “el supuesto mensaje contra el cambio climático no casa muy bien con el abandono de medios que ayudarían a reducir la dependencia de los coches y sus emisiones”, añadía.
Y reclama a las administraciones un “cambio de tendencia, ahora urgente” que se refleje en los próximos presupuestos con “más frecuencias de autobuses, más líneas y más personal”, además de más “vigilancia” a los “gigantes del transporte” que se “lucran” con los desplazamientos diarios de “quienes sacan adelante esta tierra”.