Tribuna de opinión de Israel Ruiz Salmón, responsable de Comunicación de Izquierda Unida de Cantabria.
“Cómo va a ser una estafa a los cántabros si del presupuesto de Cantabria no hemos puesto ni un euro”. Así respondía Miguel Ángel Revilla desde su residencia de fin de semana –la televisión- a la pregunta de Izquierda Unida sobre el desembolso realizado en el concierto de Enrique Iglesias. Sobre las otras cuestiones de fondo que también demandaba IU sobre el Año Jubilar Lebaniego, el presidente no ha dado respuesta alguna en ninguna de sus intervenciones los días siguientes. Para qué.
Para qué hacer públicas las inversiones privadas en lo que el presidente aseguró que sería “un año histórico y de éxito”. Para qué explicar que los ingresos son inferiores a los esperados y que 2017 está siendo tan histórico y tan exitoso (sic) como lo fue 2016, sin macroevento que valga.
Para qué dar explicaciones sobre dinero privado que financia actuaciones públicas. Para qué saber cuánto dinero se ha dedicado al concierto de marras (vilipendiado por la mayoría, asistentes o no) y cuánto se ha dejado de dedicar a qué sé yo, realizar una programación cultural descentralizada en toda la comunidad, quizá recurriendo a cachés más baratos pero más efectivos.
Revilla debería explicar si su modelo económico para Cantabria es el de “7 aviones privados en el aeropuerto, supuestamente de la familia del cantante”, como sacaba pecho en televisión. Porque ya le digo yo, siendo ingeniero aunque no economista como él, que la excepción no es norma y que ningún modelo próspero se basa en turismo de “la familia de” pero sí en turismo familiar. Porque no tener un proyecto claro para la comunidad que presides es una estafa que requiere más explicaciones y menos romerías.
Para qué dar explicaciones. Ya aclaró en febrero de este año el consejero de Turismo, Francisco Martín,que “a nadie le debe importar conocer las cifras concretas del Año Jubilar”. Para quétener un portal de Transparencia impulsado por tu propio gobierno si luego consideras que la ciudadanía debe permanecer ajena a lo que se hace con su dinero. Para qué. Para nada, que diría la cantautora Rosana.
Porque a nadie le interesa saber por qué el máximo responsable del Año Jubilardimitió a cinco días de abrirse la Puerta del Perdón. Y nadie pidió perdón por ello. Tampoco interesa saber que la que fue número 2 de Marcano fue responsable de Recursos Humanos de la empresa adjudicataria del merchandising. Una adjudicación a la que ‘sólo’ le faltó poner el nombre de la adjudicataria como condición en los pliegos, pues quienes los hemos leído no encontramos en todo el panorama regional ninguna otra empresa que reúna los puntos exigidos. A la carta.
Una carta con postre ‘propio’ y ‘exclusivo’, llamado “Liebanuca” y que en nada se parece a una corbata a la que se le ha puesto un poco de miel y almendras. En nada. Porque era necesario un producto gastronómico nuevo en Cantabria ya que los productores de sobaos, quesadas, cuajadas, hojaldres, quesos, carnes, anchoas, orujos o caricos no debían ser suficientemente atractivos ni propios. Para qué aprovechar “el mejor escaparate para dar a conocer nuestra región” con productos autóctonos que contribuyan a dinamizar la economía local.
Como tampoco tenemos artistas y creadores propios con los que desarrollar un evento anual y puntual que fuera semilla para el desarrollo de una industria cultural propia y que sirviese como uno de los ejes para salir de la estacionalidad económica y laboral de Enriques Iglesias y JM Jarres, entradas regadas incluidas.
Porque, de tanto ir a pasar los fines de semana a Madrid, Revilla ha convertido a Cantabria en una suerte de apéndice sin función propia, el cual puede ser extirpado sin que nadie note mermada su calidad de vida…en Madrid.
En Cantabria sí nos damos cuenta, incluso aquellos como yo que vivimos y trabajamos en el extranjero porque nuestra tierra esta yermaa pesar de las lluvias. Y ya sabemos que nunca llueve a gusto de todos pero es irresponsable no aprovechar el agua que cae. Con o sin trasvase.