El candidato a la Alcaldía de Santander por Izquierda Unida pide un modelo realista para la cultura en la capital y no una mera política publicitaria
El candidato a la Alcaldía de Santander por Izquierda Unida, Miguel Saro, considera que una de las banderas que esgrime Íñigo de la Serna, la cultura, para destacar el supuesto éxito en su gestión está siendo en realidad un gran fracaso. Para el representante de Izquierda Unida prueba de ello es el cambio en la concejalía de cultura y que el actual alcalde todavía no haya hecho público qué persona ocuparía ese puesto en caso de ganar las elecciones. No hay un modelo claro de lo que se pretende ni un modelo cultural para la ciudad.
El candidato de IU también se muestra muy crítico con la idea de hablar de futuras infraestructuras como si ya fueran un hecho: “Llámalo Anillo cultural, atolón cultural o archipiélago cultural, da igual las expresiones que se inventen. ¡Todo son palabras vacías de contenido hasta que no se doten de medios y recursos a esos espacios! Se fomenta una política de culto a los grandes mecenas y a los edificios sin importar el contenido. Además se concentra todo en la zona noble de la ciudad”. El ansia del alcalde es abrir edificios sin importar su contenido o si son adecuados para albergar un museo.
“En ese culto al edificio existen reminiscencias de lo que ha sido la burbuja del ladrillo y del cemento, que ha movido nuestra economía en los últimos años. Construir centros culturales parece lo importante, cuanto más grandes mejor, sin importar los programas y herramientas con los que va a contar luego esa instalación o su mantenimiento. En la mayoría de los casos quedan luego infrautilizadas o tienen que cederse a terceros perdiendo mucho dinero público como ocurrió con Escenario Santander”, señala Saro. Un elemento fundamental para la cultura de Santander como es el Museo de Arqueología y Prehistoria sigue teniendo una sede muy reducida para su potencial y sobre la que existe la duda de si será o no definitiva.
Para Izquierda Unida el modelo cultural del que tanto se presume en Santander solamente genera precariedad laboral en los agentes culturales, clientelismo y muchas veces el abandono de los creadores, que muchas veces no encuentran espacio para trabajar y divulgar su obra. Miguel Saro denuncia, por ejemplo, la situación de incertidumbre que se crea entre los hosteleros que quieren organizar un concierto en su local. “Desde hace 25 años la Comunidad Autónoma tiene la capacidad legislativa concedida por el Estado para legislar en materia de espectáculos y no lo ha hecho. Ese vacío legal afecta a un recital poético o a un concierto de rock y permite que los Ayuntamientos disciplinen sin ningún criterio objetivo a un hostelero que ofrezca expresiones culturales con multas económicas. Se presume de cultura y no se fijan las reglas para algo tan básico”.