El coordinador de Izquierda Unida en Cantabria, Israel Ruiz Salmón, lamenta que la “desidia” de las administraciones por el patrimonio histórico y cultural de la comunidad permita “consumar tropelías” como la cometida con el pintado del faro de Ajo por Okuda.
Ruiz Salmón se pronuncia así tras conocerse el archivo por parte de la Fiscalía Superior de Cantabria de la denuncia que su formación interpuso por delito contra el patrimonio.
Un archivo que se fundamenta en la ausencia de normas específicas de protección para este patrimonio en Bareyo, sobre el que decidieron actuar el Gobierno de Cantabria, el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria.
Es lo que se denomina en el escrito de archivo como “norma en blanco”, como “en blanco están las políticas de protección al patrimonio en Cantabria en las últimas décadas”, ha aseverado Ruiz Salmón
“Si el Gobierno hubiera declarado este bien como de Interés Cultural o patrimonio histórico, ya que reúne características suficientes para ello, el faro de Ajo hubiera tenido un blindaje legal frente a ocurrencias de explotación turística estacional como esta”, ha lamentado el coordinador de Izquierda Unida en Cantabria.
Pero “ningún consejero de Cultura ha hecho absolutamente nada para prevenir desmanes como este”. “Ni Javier López Marcano (PRC), ni Miguel Ángel Serna (PP), ni Francisco Fernández Mañanes (PSOE) ni Pablo Zuloaga (PSOE)”, ha enumerado Ruiz Salmón, quien ha señalado que “la consecuencia es la pérdida de patrimonio cultural e histórico” y que “nuestro patrimonio está a merced de la arbitrariedad, el capricho y la excentricidad del alcalde o presidente de turno”.
Desde Izquierda Unida en Cantabria han mostrado su respeto por la decisión de la Fiscalía, si bien no comparten el criterio que considera que los trabajos realizados por Okuda eran de “mantenimiento”.
Y no sólo porque “es evidente que para tareas de mantenimiento no se contrata a artistas de renombre” y este criterio “rebaja” la labor creadora -“con el criterio seguido se podría considerar a las cuevas de Altamira o la Capilla Sixtina de Miguel Ángel como obras de mantenimiento”, ironizaba Ruiz Salmón-, sino porque de esta forma se abre la puerta a que “si mañana se planteara por parte de los gobernantes de turno encargar a Okuda u otro artista labores de mantenimiento de este estilo sobre la fachada de la Casa de José María Pereda, en Polanco, o de otros bienes y edificaciones con alto valor cultural, histórico, ambiental o arquitectónico, podrían hacerlo sin problema, pues goza de la misma protección patrimonial que el faro”.
Además, el propio escrito de la Fiscalía recoge que el Faro no puede ser “modificado sustancialmente”, según las Normas Subsidiarias que se le aplican. “Nadie diría que cambiar una fachada de blanco impoluto a 72 colores, borrando en el proceso la historia de la edificación, no es un cambio sustancial”.